viernes, 28 de marzo de 2014
Problemas con el blog.
Hemos tenido problemas con el blog y todas las entradas anteriores se han borrado. Cualquier info que necesitéis no dudéis en preguntar: corralalacharca@gmail.com
Experiencias de okupación colectiva: 1 año de la Charca
Mediante un “Top
Five” divertidísimo, Corrala La Charca eligió su nombre, un proyecto que
se empezó a gestar hace poco más de un año. Ha pasado muy rápido, y
creo que poca gente pensaba que llegaríamos hasta aquí como lo hemos
hecho. Ahora yo os escribo desde mi opinión personal, como persona que
estuvo en su preparación y lleva viviendo desde el principio.
Lo que está claro es
que a lo largo de este año la vida de mucha gente ha cambiado, en
ocasiones de manera brutal: personas que no hubieran podido estudiar lo
que querían, otras que tendrían que vivir explotadas en un trabajo para
pagar un alquiler o gente que estaría viviendo en la calle, ahora hacen
lo que buscaban. Y lo más importante para mí: aquí nos hemos replanteado
cosas que fuera no hubiésemos ni imaginado y hemos conseguido vivir un
poco más al margen de este sistema.
Para mí, un año de victorias conseguidas y otras que quedan por conseguir.
Estamos aprendiendo a
solucionar los conflictos entre todxs mediante el diálogo junto a gente
acostumbrada a solucionar conflictos con violencia. Hemos vivido una
pseudo-autogestión. Para conseguir el dinero de posibles gastos
judiciales y materiales necesarios nos hemos valido de fiestas en las
que de paso generamos un ocio alternativo en el barrio, con conciertos,
cabarets de circo o juegos. Seguimos luchando contra el patriarcado y
replanteándonoslo junto a gente que piensa que sólo el marido tiene que
ir a las asambleas, que es la mujer la que tiene que cuidar al niño, que
por ser del género femenino no puedes optar a ciertas
responsabilidades, o cosas peores. Hemos participado con otros
colectivos cercanos, creando barrio. Hemos luchado contra lxs pequeñxs
líderes, intentando en todo momento que nuestra asamblea fuese lo más
horizontal, digo intentando para no obviar la diferencia abismal de
experiencia, carisma o timidez que hay entre nosotrxs, sin poder evitar
personas con más responsabilidades e incluso privilegios. Pero en ello
estamos.
También gracias a La
Charca algunxs hemos conseguido tener una alimentación sin participar
prácticamente en el mercado alimenticio, a través de grupos de reciclaje
de alimentos, un colectivo de huerta o huertos en pueblos cercanos.
Pero para ser
sinceros tampoco todo ha sido bueno y bonito este año, ha habido grandes
fracasos, errores y derrotas por no haber sabido actuar, no hacerlo a
tiempo, o haberlo hecho mal.
Robos, asambleas interminables, casi-agresiones entre vecinxs, expulsión de personas, salidas de personas maravillosas por el quemazón, amenazas, intentos de saquear el edificio, al igual que otros problemas generados por el egoísmo, por la propiedad privada, por las drogas y por la cultura que traíamos cada unx. Gente que llenaba de personas los pisos que estaba habitando sin avisarlo o proponerlo, y creyendo el piso como suyo y que “con mi piso hago lo que me da la gana”.
Robos, asambleas interminables, casi-agresiones entre vecinxs, expulsión de personas, salidas de personas maravillosas por el quemazón, amenazas, intentos de saquear el edificio, al igual que otros problemas generados por el egoísmo, por la propiedad privada, por las drogas y por la cultura que traíamos cada unx. Gente que llenaba de personas los pisos que estaba habitando sin avisarlo o proponerlo, y creyendo el piso como suyo y que “con mi piso hago lo que me da la gana”.
Nos hemos topado con
el problema del “veteranismo”, es decir, creer que por llevar más tiempo
eres más importante que quien entra nuevx. Con no cumplir las
expectativas de la gente que te exige que tienes que solucionar los
problemas de vivienda de todo el barrio y que si no eres horrible.
La dificultad de
luchar contra la separación activista-afectadx intentando que todxs
participáramos al igual y que lxs vecinxs nuevxs que se incorporen pasen
al activismo dentro y fuera del edificio y sin embargo recibir que
muchxs se dediquen al costrismo, gorroneo a otras personas que luchan y
hacen el trabajo que pueden, o que pasen de todo y se conformen con su
pisito para ahorrar y pasar a su anterior “vida normal” cuando acabe el
mal tiempo. Pero en ello también estamos. No podemos pretender u obligar
a que se haga lo que creemos correcto.
Pero de todo esto
saco una gran experiencia, de todo saco lecciones: lo importante que es
aprender a funcionar en grupo, lecciones de esta escuela que para mí es
La Charca, la mayor escuela en la que he estado (luz, agua, cerrajería,
albañilería, relaciones humanas, sentimientos, autoorganización y
autogestión, leyes, cocina y sexualidad). Parece que más que okupar me
matriculé en una universidad libre.
Seguiremos con esta
“revolución” que cada unx vive en su nivel y esperando que cada mes que
pase aprendamos más, dependamos menos, funcionemos mejor y que proyectos
como éste surjan cada día creando un tejido social imparable, creando
barrio y comunidad poco a poco.
Saco varios consejos claros para próximos proyectos:
-La importancia de
que al hacer proyectos “comunes” (baño, cocina, piso, edificio, CS, etc)
la gente que lo utilice o haya detrás sea gente que se sienta
claramente vinculada y responsable de lo que ocurra, que los sientan
suyos y no que alguien lo está haciendo para ellxs, o que si no lo hacen
lo hará otrx. Si no queremos acabar como lo público, dónde se contrata
gente para que lo cuide. La realidad es que las cosas no se hacen solas y
todo necesita de gente que esté detrás. Creo que esta dinámica es uno
de los orígenes claros de muchas actitudes que quiero evitar: dirigismo,
paternalismo, especialismo, quemazón, costrismo y parasitismo o
simplemente pasotismo. Un ejemplo: tuvimos una cocina común para todo el
edificio que se creó con la idea de que la limpiaríamos entre todxs,
pero tampoco se sabía muy bien quien la utilizaba. Total, que cada
persona dejaba algo que limpiaría al día siguiente y poco a poco, por el
nivel de suciedad que llegó a alcanzar, ya nadie la quería utilizar ni
limpiar porque no se sentía responsable de esa mugre. Acabó teniendo que
ser desinfectada y cerrada. Ahora las cocinas que hay son de grupos de
afinidad pequeños y parece que todas funcionan bastante bien, porque si
no limpias tu suciedad, te la comes tú, es decir, mis actos influyen
directamente en mi ambiente, yo lo puedo cambiar y no tengo escusas.
Todo lo contrario que pasa en la sociedad con la inmensa jerarquización y
delegación en todos los aspectos de la vida. Además que entre un grupo
de afinidad tenemos más tacto, y es más fácil meterse caña y encontrar
soluciones.
-Por otra parte he
aprendido la necesidad de emplear la acción directa en las relaciones
personales/vecinales. Me refiero a que tenemos que ser nosotrxs quienes
nos envalentonemos y hablemos cara a cara lo que nos molesta y dejar de
quejarnos a otras personas, hablar por las espaldas o pensar que se va a
arreglar solo, ya que esto nos provoca malestar, hacernos falsas ideas,
crear problemas donde sólo hay falta de comunicación y pocas veces
solucionamos nada. Menos quejarse y más crear. Si no te gusta algo,
intenta mejorarlo o pírate y crea algo nuevo.
-Con el tiempo hemos
observado la necesidad de un periodo de prueba en el que la gente que ya
está y la que entra se conozca y vean si quieren convivir juntxs. Algo
que ahora hacemos pero no lo hicimos desde el principio, para mí, uno de
los grandes errores.
Importante que estas incorporaciones sean poco a poco y tengan alguien encargadx de ayudarle.
-Algo que todavía no
hemos encontrado como solucionar es el hecho de que algunxs vecinxs no
han terminado de sentir el proyecto como algo suyo en su totalidad, sino
como un lugar en el que una asamblea le ha permitido satisfacer su
necesidad inmediata de vivienda. Si esta visión cambiase seguramente
comenzarían a entender el proyecto de una manera mas global, enmarcado
en un contexto de lucha social mas amplio y adquirirían mas
responsabilidades de cara al mismo.
-Por otra parte creo
que tenemos que dejar de pensar tanto en lo que se hace o se deja por
hacer, porque por muchas cosas que intentemos controlar, al final lo más
importante y enriquecedor que ha pasado en La Charca han sido las
relaciones y actos que han surgido espontáneamente, lxs nuevxs amigxs,
las redes de personas, pequeñas familias con las que compartir
gustosamente nuestra vida, el ocio alternativo que surge sin quererlo,
el gran grupo de apoyo. Tenemos que pensar más en esto.
Sobre todo agradecer a
toda la gente que ha apoyado y recordarnos que si buscamos la
perfección utópica sin hacer varios pasos y pruebas antes nunca
llegaremos a nada.
Para el futuro me
replantearé si quiero hacer algo a gran escala y con gente tan
diferente. Yo también he pensado el irme de aquí y montarme otra cosa
“mejor” con menos gente. Pero me acabo quedando al ver el potencial de
esto, todo lo bueno y que en otros proyectos también hay muchos
problemas.
A pesar de todo me doy cuenta de que junto a mi gente más afín, ahora vivo más coherente y más feliz que nunca.
A saber dónde estaré yo y dónde estará La Charca dentro de un tiempo.
Unx vecinx de La Charca.
Madrid. 14-3-2014.
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